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La alopecia difusa es un tipo de calvicie caracterizada por la pérdida progresiva de la densidad del cabello. Esta patología no ataca al cuero cabelludo, sino que al igual que ocurre en la alopecia androgénica, el folículo piloso sufre una miniaturización gradual. Es decir, a medida que avanza la enfermedad los folículos pilosos van menguando su desarrollo, dando como resultado un pelo cada vez más lacio, débil y seco. Con el paso del tiempo el cabello acaba cayéndose y dejando al descubierto el cuero cabelludo.

A diferencia de la alopecia androgénica, el proceso de pérdida capilar no sigue etapas definidas, sino que esta tiene lugar de forma generalizada y al mismo tiempo en todas las áreas afectadas.

Esta forma de alopecia afecta del mismo modo a hombres y mujeres. Normalmente, suele darse entre los 30 y los 50 años, aunque también hay casos de alopecia difusa durante la pubertad.

La alopecia difusa puede manifestarse de dos formas: siguiendo o no un patrón. Cuando la caída sigue un patrón claro, esta afección se desarrolla en áreas específicas de la zona frontal de la cabeza y la coronilla. Asimismo, también puede darse una pérdida de pelo sin un patrón concreto, por lo que la pérdida se dará de forma generalizada en toda la cabeza. Este hecho es importante a la hora de establecer el tratamiento, sobre todo en los casos más graves de la enfermedad, ya que en la alopecia difusa con patrón todavía existen zonas sanas de las que extraer la muestra para el injerto capilar. En cambio, cuando la alopecia difusa afecta a toda la superficie de la cabeza, es posible que no exista una zona sana donde extraer las unidades foliculares para el trasplante.

¿Por qué aparece la alopecia difusa?

Este tipo de alopecia suele aparecer a causa de los altos niveles de dihidrotestosterona, hormona derivada de la testosterona, la cual atacan los folículos pilosos debilitándolos y reduciendo su tamaño. Aunque, por otro lado, los problemas de circulación sanguínea provocan una ralentización del proceso de división celular, lo que acaba generando una pérdida de la capacidad de los folículos pilosos para reproducirse.

Asimismo, existen multitud de factores que pueden estar detrás del desarrollo de la alopecia difusa:

  • Ciertas enfermedades intestinales, renales o hepáticas.
  • Las alteraciones del sistema hormonal, sobre todo, durante el embarazo, la fase postparto, la menopausia o durante la toma de anticonceptivos.
  • Los problemas de tiroides.
  • Los trastornos alimentarios y las dietas poco saludables.
  • La anemia.
  • El estrés.
  • Algunos tratamientos farmacológicos.
  • Los tratamientos oncológicos como la quimioterapia.
  • Los traumatismos.
  • Las intervenciones quirúrgicas.

Los síntomas de la alopecia difusa

Existen dos síntomas característicos de la alopecia difusa y que la diferencia de otros tipos de calvicie: la velocidad a la que se desarrolla y el estado del pelo. A medida que avanza la enfermedad, la cual se desarrolla en poco tiempo, el cabello se vuelve cada vez más fino, débil y seco. Con el tiempo el pelo va dejando entrever el cuero cabelludo y se acentúa la sensación visual de calvicie.

La pérdida de cabello cuando existe alopecia difusa es de más de 100 pelos al día.

¿Cómo se diagnostica?

El estado del cabello, la cantidad de pelo perdido y la velocidad de su caída son los tres síntomas principales para detectar la aparición de la alopecia difusa. Para ello, el médico realizará un examen de la cabeza evaluando la fortaleza del pelo y el estado de la enfermedad. Cuando antes se diagnostique, mayores serán las posibilidades de recuperación.

Una vez confirmada la existencia de la patología, es fundamental detectar los factores desencadenantes de la misma, con el objetivo de abordar el problema de raíz y parar o ralentizar su desarrollo. Para ello, el profesional sanitario revisará el historial médico del paciente y realizará las pruebas pertinentes hasta el encontrar el origen.

Como se ha comentado anteriormente, la aparición de la alopecia difusa puede estar generada por diferentes factores como el estrés, los problemas en el sistema endocrino, algunos medicamentos, carencias en la alimentación, otras enfermedades como la anemia, etc.

La alopecia difusa es reversible y tiene tratamiento

La alopecia difusa tiene tratamiento y, a diferencia de otros tipos de calvicie, sí es reversible. La alteración producida sobre el ciclo vital del pelo, en este caso, no provoca daños definitivos en el folículo piloso.

Para su tratamiento, en primer lugar, será necesario detectar y abordar el factor que desencadenan la enfermedad. Una vez esta parte esté controlada, será hora de iniciar el tratamiento de recuperación del cabello. Actualmente, existen multitud de fármacos para promover el crecimiento y el fortalecimiento del pelo.

En los casos donde la enfermedad se encuentre ampliamente desarrollada y haya llegado a generar zonas sin pelo, el paciente tiene la posibilidad de recurrir a los implantes capilares. Este es un tratamiento poco invasivo que le permitirá recuperar su aspecto anterior a la aparición de la enfermedad.

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